$118 Millones

Es inevitable. Cada vez que voy a la gasolinera de Milton mis ojos se pegan como por instinto al anuncio de la Loteria de Oregon. El rimbombante letrero, que con sus luces rojas sobre fondo negro despliega cifras que le abren el apetito a cualquiera, le da la bienvenida a todo el que cruza el Stateline, el camino que divide los estados de Washington y Oregon.

Cuatro años traspasando la linea estatal para cargar combustible —por 15 centavos menos por galon cruzo el pais entero— he podido observar que los premios mas bajos no los gana nadie. Es por eso que tengo la tendencia de menospreciar el anuncio cuando el numero no supera los 50 millones. Ahora, si las lucesitas forman tres digitos, uno entra a alucinar como si estuviese tragandose al seco una olla con peyote,

Uhmmm.... con toda esa plata me dedicaria a la caridad...

Esta situacion se vuelve motivo de discusion inmediata. Cada vez que le comento a mis amigos como va la Loteria de Oregon, el efecto es universal. Todos empiezan a desvariar contando la cantidad de cosas que harian con esa camionada de dinero: desde pagar deudas y ayudar a los parientes hasta financiar las drogas mas caras y las prostis mas exclusivas. Muchos planes e ideas que van de lo practico a lo imbecil, pero despues de oir e imaginar tanta cosa mi entuciasmo comienza a declinar.

Varios de mis cercanos han ganado premios en algun sorteo. Mis viejos una vez ganaron una bicicleta con la que salvaron mi regalo de cumpleaños en un momento que, como de costumbre, la situacion economica era pauperrima. Mi hermana, por su parte, salio sorteada para un concurso de la TV y gano un equipo de sonido, y mi mujer gano una computadora y una secadora electrica de ropa. Incluso, mi amiga de la infancia se gano un viaje a las Bahamas la muy suertuda. Pero yo, en cambio, naci con la nube negra en la cabeza y jamas he ganado un miserable sorteo. Ni siquiera una rifa de curso de a 100 pesos el numero. Lo mas cerca que estuve de ganar fue en una ocasion que de puro ocioso se me ocurrio comprar un carton del Kino. Durante tres semanas seguidas obtuve la cantidad de numeros necesarios para canjearlo por otro carton, pero llegada la cuarta semana constate con descepcion que mi buena racha habia llegado a su fin. Y no fue por perder en el sorteo, sino que por mi madre que lavo mi pantalon sin hurgar en los bolsillos...

Es que yo tengo muy mala cuea, Lorna. Nunca gano ni una huea.
Pueh, juguemos un dolar entonces.
Ehh... Mejor dos. Un boleto cada uno. Si ganamos nos vamos mitá y mitá

De regreso, con los boletos en nuestro poder, todo es sueño y fantasia. La discusion se extiende por varios minutos, pero yo siempre he sido un optimista informado, y despues de describir todas esas buenas acciones que me harian merecedor de al menos 10 cielos Musulmanes —el Cristiano me parece muy fome— empiezo a visualizar un futuro oscuro, lleno de amigos entrañables que ni sabia que existian, parientes cada vez mas aproblemados, ahijados y ahijadas por doquier, disputas por el destino del dinero, peleas matrimoniales...

—¿Sabis que, Lorna? Mejor nos divorciamos, te dejo toda la plata, y tu solamente costeas mis pasajes y mi comida. Yo me dedicare a recorrer el mundo.
—¡Vete pa'l cara'!

Imaginar una vida de magnate sera medio pendejo, pero igual es un pasatiempo divertido, aunque la emocion me dure hasta el dia siguiente del sorteo cuando advierto que ninguno de mis numeros coincide con los sorteados. Ahi la vida vuelve a la normalidad y el futuro se vislumbra plano, lleno de esfuerzo y sacrificios, y  con sus acostumbradas complicaciones. ¿Soñar es gratis? Bueno, no siempre...

5 piensan que...:

Lorna dijo...

todavia nos falta el de manana!!! a lo mejor nos pegamos!!! :-p

Claudia Corazón Feliz dijo...

A mi me pasa una cuestión rara con los premios estos: no creo que jamás nunca me gane uno. Por eso no juego, aunque sea el meeeedio monto. Mi hombrón sí, y siempre le va como el horto.

Claro que si me ganara uno, me quedo piolita. Se me llenaría de giles balsúos que ni cacho a puro pedir moneas.

Saludos mi lolo.

Lymaris dijo...

Mi abuelo me decía que si, en vez de jugar, ponía ese pesito en una alcancía al final tendría suficiente dinero. Y yo digo que definitivamente acumularía mucho más que ganandome el premio, porque, como tú, no me pego ni bailando.

Insisto... dijo...

Yo me gané una torta en un bingo y eso ya es arto!mala cue en tooo.
Sobre q hacer con un gran premio?viajo...obvio!Egipto mi gran sueño.Luego me enchulo,busco un mino rico q me saque arta plata y me dé lindos orgasmos jajaja.
No se...solo sé que viajar y una casa en la playa con toda mi gente q amo lo mas cerca posible...ni ahí q me pidan ázucar a cada rato :D

Insisto... dijo...

ahhh me encantan los detalles de link q le das a tu escrito.Yo niún brillo pa' eso.