Pidete un Deseito

Advertencia: este blog habla de muerte y muertos. Si prefiere no leer puedo entenderlo.

Hace un par de semanas me lleve una gran sorpresa. En el desneuronizador encontre una llamada del Dr. Cole, un profesor de Ingenieria Civil de la universidad. "Me van a dar una beca," fue lo primero que pense, pero a medida que oia el mensaje mi ilusion se fue desvaneciendo,

Hola Jimmy [...] el Dr. Aamodt me recomendo tu nombre [...] un muchacho hispano que no habla mucho ingles [...] no va a vivir mucho tiempo [...] y queria pedirte tu ayuda. Por favor, llamame devuelta.

El mensaje me dejo medio confundido, y mientras lo comentaba con Lorna no dejaba de darme vuelta en la cabeza eso de "no va a vivir mucho tiempo." Trataba de imaginar como seria aquel muchacho, que mal le aquejaba, y como estaba su familia. "Xuxa la huea penca!" me dije. Asi que apenas pude, llame al Dr. Cole para que me aclarara el asunto. Resulto ser que la esposa de este señor es voluntaria del Make a Wish y tomaron el caso de Oscar, el pendejo en cuestion. Este tipo queria una computadora, y como esta gente poco entiende al respecto, ademas de no hablar español, me pidieron les ayudara a configurar el equipo y fungir de traductor. Acordamos de juntarnos el Domingo a las 6pm en casa de Oscar y nos despedimos.

A las 5:40 del Domingo agarre la moto y parti. De camino analizaba la situacion y me parecia curioso porque generalmente estos crios quieren ir a Disney, ser policias, o entrenar con su equipo deportivo favorito, pero este queria solamente una computadora, algo tan facil de adquirir por estos lados. Llegue a su casa al mismo tiempo que el Profesor Cole y apenas entramos la humildad de su hogar me transporto a mi infancia en Estacion Central. Sin embargo, lo que encontre en ese lugar no se parecia mucho a lo que yo habria esperado. Yo me imaginaba al Oscar como un pendejito con cara de autopsia tirado en una cama acompañado de su apesadumbrada madre y, por el contrario, el tipo se veia mas saludable y animado que yo. Ademas, a su lado estaba su padre, un tipo con cero expresion en el rostro como si la presencia de los gringos le abrumara. La situacion era algo incomoda porque mientras el Dr. Cole buscaba distender el ambiente, el papa de Oscar permanecia imperterrito y me hacia recordar al hueon malo de No Country for Old Men, pero mire a Oscar que se veia espectante y decidi abrir las cajas que se encontraban en un sofa. La primera contenia una laptop HP similar a la de Lorna. "Va a ser mas facil de lo pense," me decia en lo que la instalaba en un escritorio. El Dr. Cole siguio abriendo cajas, conectando cables y entregandome discos mientras su esposa completaba los infaltables papeles. Oscar sonreia nervioso e intentaba mantener una conversacion con los gringos, pero su padre se mantenia impavido sentado en un rincon de la sala. Fue recien ahi que adverti que el hombre no entendia ni pelotas de lo que hablaban, y comence a traducirle para poder integrarlo a la conversacion. Poco a poco, el hombre se fue soltando, y al cabo de unos segundos yo me pase la pelicula completa: mexicano ilegal de escasa educacion que trabaja probablemente en la agricultura. "Valiente el hombre," pense, porque si fuera ese su perfil, hay que tenerlos bien grandecitos para venir a la mala a este pais tan complejo y regulado.

Una vez que los Cole acabaron con sus asuntos se despidieron y se fueron. Yo me quede explicandole a Oscar como sacarle provecho a su nuevo juguete mientras trampeaba con una rata inalambrica que no queria funcionar. Media hora despues me di por vencido y acordamos que regresaria el Martes a resolver el cacho, asi que agarre nuevamente mi moto y me fui. Ya de camino a casa intentaba comparar lo que el Dr. Cole me dijo y lo que vi. Eso de "no va a vivir mucho tiempo" no encajaba para nada con el pendejo sonriente con el cual trate. La aguja del tacometro subia y bajaba, y yo en vez de preocuparme de no sacarme la xuxa en la moto venia pensando si acaso no seria la raja saber cuanto tiempo te queda de vida. Y he tratado este asunto con anterioridad, pero los contertulios siempre se me van pal extremo. Para algunos es tan tabu que prefieren evitarlo. Otros me han salido con cada hueva que dan ganas de anunciarles que les acaba de llegar sus ultimos treinta segundos de vida y antes de comenzar a molerlos a patadas.

Continue indagando en mis recuerdos buscando en el ejemplo de algunos difuntos ilustres, y de los que pude analizar me llevaron a reafirmar mis ideas. Y es que si bien varios tuvieron que pasar por alguna agonia, unas mas dolorosas que otras, el hecho de que las familias esperasen semejante desenlace terminaba aminorando el dolor de la perdida. Asi paso con mis dos abuelos y mi abuela Julia —que en realidad era mi bisabuela. Estos decesos terminaron en fiesta, comilona, e incluso partidos de futbol. Por el contrario, esos que se fueron sin previo aviso dejaron mal incluso a quienes —creo yo— deberian sentirse aliviados con el fin de su existencia. Asi ocurrio con la repentina muerte de mi amigo el Pelaito Arturo, que todavia me cuesta creerla, aunque confieso que siento mas rabia que pena con el hueon. Gracias a mi tio conoci la picá que mas me ha gustado, y es que no habia boliche que este hueon no conociera. Despues de un tiempo, para mi la cosa se habia convertido en una suerte de competencia onda "en esta lo pillo":

Pelao, el viernes fui a una picá que esta a la xuxa por alla por Zapadores, la cachai?
Dale
Esta como que metida en el medio de una poblacion, bien oscura y piola, y mas parece una casa que un tugurio, hueon.
Una que lo atienden unas viejitas y venden los medios sanduiches a luca y media?
P'ta que soi maricon, Pelao!
Jaaaa! Peguense en las tetas los guachos culiaos!

Ya vivia por estos lados cuando recibi un correo que me comunicaba que el Pelaito otra vez se me habia adelantado. El hueon se fue a dormir una noche cualquiera y no desperto mas, y a veces me pregunto porque su mujer lo sufrio tanto si, asi de trastonardo como era, un dia se le ocurrio que 17 años de matrimonio era suficiente y decidio volver a ser soltero en ese mismo instante. Raro, porque asi tambien fue como otra mina lloro a su marido que, mientras estuvieron casados, se dedico a repartir crios por todo Chile como si de su esperma fuesen a salir puros Premios Nobeles, segun diria mi amiga Marielle. El señor del miembro dorado se asfixio con sus lios economicos y comprendio tarde que los condones le hubieran ayudado a prevenir el endeudamiento, pero son completamente inutiles cuando se trata de condonar deudas, asi que no hayo nada mejor que convertir a sus hijitos en huerfanos de un dia para otro.

Volvi a casa y charlamos con Lorna acerca de lo ocurrido. Mientras conversabamos, los muertos seguian desfilando uno tras otro por mi memoria. La mayoria me daba lata que hayan partido; a los demas se les podria agradecer que ya no esten. Por desgracia me vino a la mente el Dr. Cosaert, un profesor de Religion  que inicio una de sus clases comentandonos que la escuela donde estudio su hija le envio unos trabajos suyos exactamente un año despues que falleciera accidentalmente. El hombre hablaba con una serenidad sobrecogedora, y a mi me afecto un monton. De puro pensar que al tipo que estaba frente a mi se le habia muerto su hija anduve con depre todo el dia porque su relato me hizo recordar un sueño que tuve en el que encontraba a la Alexia ahogada en la tina, y me dejo tan mal que estuve a punto de ir a preguntarle como podia soportarlo. Posteriormente comprendi que este hombre se aferraba a sus ideas religiosas para sentirse en paz y opte por desistir. Yo entiendo eso que la gente crea que los finados estan en —o iran al— cielo, pero  para mi eso solo forma parte del folclore occidental. Desde pendejos se nos entrena para que aspiremos a llegar a aquel lugar en el que todos nuestros males se acaban y llevamos una existencia parasitaria, donde somos siervos de un ser extremandamente poderoso quien provee y al que debemos adorar por toda la eternidad, tal como todavia ocurre en ciertos lugares. Aparte que a este tipo de profesores de vez en cuando les baja por hablar acerca del mas alla como si ya hubiesen estado ahi. ¿Habran muerto alguna vez como para explayarse con tanta autoridad? Pero el hombre se sentia en paz y al final termine sintiendo admiracion por él, y hasta el dia de hoy este es el unico profesor de Religion al cual aprecio y respeto. Por ultimo, yo tampoco no quiero ser el hueon que destruyo las esperanzas de la humanidad.

El martes regrese donde Oscar y me lo encontre conversando con su padre y, supongo, una vecina. Los tres dialogaban alegremente, como disfrutando de la asoleada tarde despues de un dia agotador. Oscar me llevo hasta la computadora y aproveche de preguntarle como fue su dia. El tipo estaba algo cansado pero se sentia bien. No hacia mucho que habia regresado a su casa luego de pasar toda la tarde en el hospital como es de costumbre. Pero le gusta estar ahi. Ya conoce a varios medicos y enfermeros, y hasta le enseñaron a picarse. Tambien me conto que le gustaria trabajar en la medicina porque queria ayudar a la gente a curar sus males, y yo que no habia calculado que este tipo tuviera planes a largo plazo me vi tentado a seguir preguntando huevadas pero preferi no ser impertinente. Apenas resolvi los cachos nos despedimos y sali. Afuera, su padre me sonrio y se despidio. El hombre se veia relajado, y a mi provocaba una curiosidad tremenda saber como sobrellevaba esa situacion, tal como me ocurrio con el Dr. Cosaert. Yo he gastado tanto tiempo meditando acerca de mi muerte que creo tenerla muy bien asumida, aparte que trato de no dejarme sobrepasar por el temor. Y como  no se que hay despues de esta vida estoy dispuesto a aceptar lo que sea que venga: el cielo o el infierno, la reencarnacion o la transmigracion, el moksha o el nirvana, el caos y la muerte termica del universo. El todo o la nada misma. Sin embargo, el caso de estos dos señores me complica  demasiado. Quizas mi profesor encontro respuestas en sus ideales teologicos, y quizas el padre de Oscar la encontro en la sencilla verdad de que el fin tiene que ocurrir porque tiene que ocurrir. Quizas no entienda nada del asunto y prefiera hacerse el loco. O quizas nunca ha podido aceptarlo y por dentro carga un peso insoportable. Pero enterrar a un crio no es algo que pueda racionalizar; aunque me la anuncien con tiempo, esa huea por nada del mundo la desearia.