Dios es mi copiloto

Segunda Parte

Durante el viaje a Sacramento, Papito me conto que el camion que debiamos recoger era un Freightliner. Yo alucine pensando que era uno de los modelos Optimus Prime, aquel que tiene remaches por todas partes, pero Papito me aclaro que era un modelo mas reciente. Aproximadamente a las 7:30 am, y despues de varias detenciones buscando una señal de Wi-Fi en cuanto mall encontrabamos, llegamos a la dichosa subasta de Sacramento. Encontrar el camion fue toda una aventura. No por lo dificil, sino porque el lugar era enorme y habia toda clase de vehiculos, los cuales, segun me contaron, se contaban por varias unidades de mil. Yo aproveche y me subi a todos los que me gustaban, entre ellos un Porsche Boxter. Cada auto tenia su llave puesta, pero la mayoria tenia la bateria descargada por motivos obvios. Como era de imaginarse, las dos baterias del camion tambien estaban descargadas, asi que con Oskar probamos todos los autos que pudimos para ver si alguno tenia la bateria con carga para hacer puente con las del camion. Yo ya me habia dado por vencido cuando él aparecio en una Ford F250. Una vez cargadas las baterias del camion nos fuimos de aquel lugar no sin antes despedirnos del auto en el que llegamos hasta ahi, el cual tambien iba a ser subastado.

El catastro del camion tampoco fue alentador. De los ocho neumaticos ninguno cumplia con las normas, lo que nos aseguraba una estadia en la carcel si la policia nos detenia. El asiento del chofer no podia ajustarse, y la cabina estaba deteriorada y sucia. Habia grasa en varias partes, pero tenia dos camas y se veian bien. El sistema de aire acondicionado tampoco funcionaba, aunque Papito nos tranquilizo diciendonos que eso podia ajustarse. El asiento del copiloto era espectacular. Tenia un control electronico con el que se regulaba la altura y la dureza del respaldo. La cabina venia equipada con un televisor y un reproductor de DVD, pero los cables eran cortos y no llegaba hasta el enchufe. Tambien revise por donde pude a ver si encontraba alguna pelicula, pero fue infructuoso. Dejamos el camion en una parada de camioneros para que le cambiaran algunas gomas y nos fuimos a desayunar. Todavia no eran las 10am y nosotros nos preparabamos para el viaje de regreso. El plan era llegar lo mas pronto posible a Washington, asi que en vez de desayuno lo que comimos fue un almuerzo. En el intertanto, algunas de las peripecias de Papito como camionero ocuparon nuestra conversacion. Nos recordo el cuento del tipo que le dio el training para manejar camiones. En una ocasion, Papito le ofrecio una barra de cereal y el trainer se le rio en la cara antes de preguntarle si no se habia dado cuenta porque usaba barba. Resulta que un dia que le dolia una muela fue donde el dentista a exigirle que le arrancara todos los dientes y muelas porque no pensaba perder tiempo manejando por problemas en su dentadura. Desde ese dia solo come papillas y cosas molidas. Por otra parte, Papito ha manejado por casi todas las carreteras principales de Estados Unidos, excepto Alaska y Hawaii. Durante una noche en la que manejaba por Montana vio la aurora boreal, una hueva que yo sueno con ver algun dia. Otra cosa que nos conto fueron los trucos que los camioneros hacen para safarse de la policia, y las mas notorias conversaciones que ha oido por los radios de onda corta, un juguete mas que necesario para sobrevivir en esta actividad donde cruzar el pais de costa a costa toma casi una semana.

Salimos del boliche a buscar el camion que ya estaba listo. Tres gomas nuevas, un foco de los frenos traseros nuevo, y las valvulas del aire acondicionado ajustadas: US$1,300. Llenar los dos tanques con diesel salio US$600 mas. Con todo ese dinero me compraba un pasaje para ir a Chile, pense. Mientras Papito manejaba, yo ocupe el asiento del acompanante, y Oskar se fue acostado en la cama. La idea era mantenerlo despierto, pero la tactica nuevamente fracaso. Oskar se fue viendo una pelicula en su computadora, y yo hablaba 10 minutos y dormia 25. Al cabo de unas cuantas horas de camino decidimos detenernos a la orilla de un rio en el cual habia un muelle donde llegaba gente en lanchas. Nos quedamos ahi y nos bañamos con el mismo pantalon que llevabamos puesto. Todo era perfecto. El agua estaba tibia, el dia caluroso, y el lugar era muy bonito. Incluso el Oskar se las dio de Baywatch y se fue nadando cual Pamela Anderson -con menos tetas por supuesto- hasta donde un tipo cuya lancha se averio en medio del rio. La hija de este tipo, que se quedo en tierra, se nos acercaba a Papito y a mi con raras intenciones. Fisicamente llamaba mucho la atencion, pero cuando le vimos la cara y nos percatamos que no pasaba de los 12 años de edad nos volteamos a mirar a Oskar y a apostar si llegaba a la lancha o se ahogaba en el camino. A pesar de eso, hasta ahi todo iba de maravillas, pero como suele ocurrir cuando todo va tan bien, algo se tiene que joder, como dice la cancion de la Polla Records. Yo no me considero escrupuloso, pero esta vez lo que senti no fue muy agradable. Habian tres gringuitas de entre 12 y 15 años aproximadamente bañandose cerca del muelle donde estabamos. Al rato llega a buscarlas quien al parecer era su madre, una gringa blanca de alrededor de 50 años. Las muchachas se suben al auto y ella abre las dos puertas laterales como intentando cubrirse mientras se cambiaba de ropa. Lo que no me explico es porque abrio las puertas y se puso de frente a nosotros en vez de sentarse en el asiento del acompanante. La mujer se quito el pantalon y sin ninguna prisa hizo todo lo que tenia que hacer sin dejar de enseñarnos su brasilera. En ese instante se me vinieron a la mente las sabias palabras que pronuncio un ex-companero de trabajo despues de unas cuantas cervezas encima: "Jimmicito, hueon, cada (pongale el nombre) es diferente." No pretendo hacerme el cartucho; no tengo nada en contra de un pubis femenino rasurado al estilo Barbie. Todo lo contario. Tampoco soy maricon, pero este caso fue distinto. Hasta mis amigos coincidieron conmigo, y nuestros comentarios solamente variaron de acuerdo al lugar de origen de cada uno de los espectadores:

-"Coño, que asco!", exclamo Papito, el puertorriqueño.
-"Que asco, carajo!" exclamo Oskar, el colombo-venezolano
-"La huea asquerosa!", exclame yo.

La mujer nos dio tema de conversacion durante varios kilometros en lo que prosegiamos nuestro viaje. Hicimos una ultima detencion para comer y continuamos otra vez por la carretera 97. Todavia habia algo de claridad y el paisaje era espectacular, con la luna llena asomandose sobre el Monte Shasta. Cuando ya eran casi las 10pm volvimos a sentirnos cansados. Oskar nuevamente dormia, esta vez arropado y en una cama mucho mas comoda que el asiento del auto. Con Papito lidiamos contra el sueño y el cansancio hasta que no pudimos mas. Nos detuvimos a dormir en una gasolinera cerca de Bend cuando ya era la 1am. Papito se durmio sobre el volante y yo alcanze a darle una frasada para que se arropara. Yo dormi en la otra cama, sin nada con que cubrirme. A las 4am despertamos cagados de frio. Intentamos ajustar las valvulas del aire acondicionado pero no funciono. Como el frio no nos dejaria dormir optamos por continuar y buscar donde conseguir un cafe caliente. Ahora las puteadas eran contra el Oskar que ni se entero de lo que ocurria. Ya estaba aclarando cuando encontramos un Mc-Donnalds abierto, al cual entramos con camion y todo por el auto-servicio. La mina que nos atendio no sabia si reirse o llamar a la policia. Posterior a eso, Papito me pidio que buscara algun camino alternativo en el mapa para evitar las estaciones de pesaje. Consegui un desvio que nos llevo por unas quebradas en medio del campo hasta el Monumento Natural John Day, el cual rebautice como Monumento Natural Juan Diaz.

Alrededor de una hora mas tarde llegamos a la carretera 84, la misma que esta al costado del Rio Columbia. Oskar volvio a dormirse y Papito, que ya no podia mas de cansancio, me dijo que no tomariamos el camino mas corto hasta casa porque habia otra estacion de pesaje. Despues me pregunto si me atrevia, y yo le dije que si, pensando que lo de atreverse se referia a tomar el camino mas largo. Derrepente se levanta del asiento sin soltar el volante y me dice que me apure y me siente en el asiento del chofer. Salte de mi asiento y me acomode para mantener el volante firme. Por primera vez en mi vida maneje un camion. Al principio estaba urgido y miraba para todas partes buscando policias que, por suerte, no aparecieron. Papito se fue al asiento del copiloto y comenzo a joder a Oskar para que despertara tirandole viento en la cara con una pistola de aire. Yo recorde que esto de manejar camiones era algo que alguna vez pense hacer, pero a estas alturas de mi vida lo tengo descartado. Papito, al contrario, ha probado con varios trabajo diferentes. Como terapista respiratorio -lo que estudio en la universidad- tuvo unos cuantos pacientes que fallecieron mientras le daba asistancia. Tambien trabajo como guardia penal en la Penitenceria Estatal de Washington, la misma donde ahorcaron a Bjork en Dancer in the Dark. Sin embargo, siempre vuelve a los camiones, porque andar por la carretera es lo que le gusta, aunque la Marielle lo quiera matar. Como a la hora despues, Papito retomo el volante. Oskar se sento en el asiento del acompanante y yo me acoste a descansar. Faltaba menos de 30 min. para llegar a casa. Mire mi mochila y me acorde de mis intenciones de estudiar y hacer tareas, pero como siempre que cargo con libros y cuadernos cuando viajo, esta vez tambien fueron a pasear. Cerca del mediodia del Domingo llegamos a casa. Habiamos recorrimos una distancia equivalente a un viaje desde Santiago hasta Puerto Montt, ida y vuelta, en menos de 2 dias. Me despedi de mis colegas y me fui duchar. Lorna estaba durmiendo, asi que me acoste al lado de ella y se desperto. El recibimiento que me dio estuvo de miedo. La tecnica de las rosas dio resultado.

Dios es mi copiloto

ACLARACION: En Puerto Rico, si el recien nacido es varon y le llamaron Jesus, lo mas probable es que su apodo sea Chu o Chuito. Para el resto de los nombres masculinos hay basicamente dos apodos posibles: Tito y Papo. A mi amigo Israel le llaman Papito, el diminutivo de Papo.


Primera Parte

El miercoles por la tarde Papito me llamo para pedirme un favor. El Max, cuñado de su esposa, la Marielle, y dueño de un dealer de autos, compro un camion en una subasta en Sacramento, California, y, dado que Papito trabaja como camionero, le pidio si podia ir a recogerlo. Trece horas en auto separan College Place, WA, de Sacramento, y Papito no queria ir solo. La combinacion viaje-carretera-camion me parecio imposible de rechazar, e intente convencer a Lorna para que nos acompañara, pero sabia que terminaria por no ir. Con Papito acordamos salir el viernes por la tarde, e invitamos al Oskar a que se nos uniera. Seria algo parecido a un fin de semana de solteros, pense. Solteros y camioneros, pero de los sanos. Nada de putas ni bares de mala muerte.

Papito llego puntualmente a casa el viernes. Su cara denunciaba el cansancio producto de casi dos dias sin dormir. Como la responsabilidad de traer el camion era completamente de él, decidimos que con Oskar manejariamos hasta California para que pudiera descansar. Max le dio a Papito uno de sus autos para ir hasta Sacramento, y nosotros hicimos planes de emergencia por si el bolido fallaba. Tambien acordamos que yo comenzaria manejando y Oskar oficiaria de copiloto. Eran aproximadamente a las seis de la tarde. Guarde mis libros y cuadernos en mi mochila, me despedi de Lorna, y nos fuimos.

En el inicio del viaje analizamos el comportamiento del auto. No tenia aire acondicionado, lo cual no era tan grave. Tambien temblaba cuando se le hundia el acelerador, pero el problema mas serio eran los frenos que estaban como las pelotas, asi que Papito nos advirtio que no frenaramos repentinamente cerca de otro vehiculo. En la primera parada vaciamos las vejigas al lado del Rio Columbia; mear con vista escenica es la raja! La siguiente parada fue para comprar comida y alistarnos porque aqui comenzaria el viaje de verdad. Apenas nos detuvimos el auto comenzo a botar humo por el motor. Unas cuantas puteadas en honor al Max y el Oskar soliciono el problema: una manguera rota. Llamamos a nuestras mujeres para contarles que seguiamos con vida y que no paramos en el topples de Umatilla. Marielle estaba en casa, y mientras Lorna me agradecia las rosas que le deje, Marielle recriminaba a Papito por no haber hecho lo mismo. El Oskar es soltero y se salvo de una segura reprimenda.

Ya era de noche y habia luna llena. Tome la carretera 97 y me fui pensando hasta donde resistiria. Tenia la intencion de mandarme las 13 horas estimadas hasta Sacramento sin parar, a menos que el copiloto quisiera relevarme, pero en las dos siguientes detenciones me sentia bien y el Oskar tenia sueño, por lo cual opte por seguir frente al volante. Papito decidio dormir un rato y me pidio que lo despertara cuando llegasemos a Bend, que esta en medio del estado de Oregon. Sin embargo, el copiloto se durmio, y Papito prefirio mantenerse despierto. Segun sus estimaciones, para llegar a Bend faltaban 2 horas, pero yo no me di cuenta cuando ya habiamos llegado. El auto ya no temblaba tanto cuando pisaba el acelerador, y yo lo llevaba hasta las 90 mph. Desde Bend hasta el limite con California faltaban 3 horas, que para mi se redujeron a hora y media. El copiloto dormia placenteramente y yo enfocaba la conversacion en culos y tetas para que Papito no se durmiera y siguiera hablandome -asumo toda la responsabilidad. Eran las 4 de la madrugada, y yo estaba al 100% todavia. Sali de la 97 a la carretera 5 desesperado por conseguir un baño. Mas tarde despunto el alba y yo aproveche de contemplar el amanecer. Recorde mis andanzas por el Desierto de Atacama y el norte de Chile. Tambien pensaba en Lorna y en lo raro que era que no estuviera conmigo. En cuatro años de casados jamas nos habiamos separado por tanto tiempo. Pronto mis parpados comenzaron a cerrarse. De reojo miraba la aguja del rapidometro que indicaba 85 mph. Los brazos los sentia adormecidos y mis dos acompañantes ya casi roncaban. Yo di una dura batalla por no unirmeles, pero decidi que era hora de parar cuando quize revasar a un camion y la tele se me apago completa y repentinamente. Eran las seis de la mañana. Habia manejado durante 12 horas, alrededor de 650 millas. Sacramento estaba cerca.