No hay nada mejor -o talvez peor- que ser ocioso y tener un grupo de amigos ociosos, pero de esos ociosos que estan dispuestos a dar el maximo con tal de superarse. Yo tuve la suerte de tener amigos que me superaban en ociosidad, y de tantas cosas que hicimos, una de las que mas nos unia era nuestro espiritu innovador en cuanto a la cocina se trataba. Voy a evitar el termino "culinario" para que no piensen mal ya que cuando nos reuniamos eramos solamente hombres.
No recuerdo el orden, pero si el alzheimer me lo permite, diria que nuestra primera innovacion ocurrio en San Jose de Maipo en un camping que descubrimos un dia sabado que no habia nada que hacer y lo matamos tomando cervezas y comiendo empanadas rellenas de aire. Para el dia del invento, mi mama Lala (alias mi abuela) nos habia preparado una fuente con ensalada de apio. Una vez montado el camping comenzo la bacanal. Asamos la carne, pusimos el vino a chambrear y preparamos el pisco con sprite, que es menos toxico que el pisco con Coca Cola. Pero se hizo tarde y ya estaba todo cerrado. Se acabo el vino. Se acabo la carne. Se acabo la sprite, y la fuente con apio tambien. Solo quedaban cigarros, pisco, y sed. Mucha sed. De ahi surge la creacion. En la fuente del apio todavia quedaba el jugo de limon con aceite, sal, y trocitos de apio. Buena mezcla para dar a luz un nuevo trago: Piscapio. Los trocitos de apio y el aceite flotando en el vaso con pisco le daban estilo a un trago nacido en un pueblo perdido de la precordillera, aunque parece que sus niveles de toxicidad eran bastante elevados puesto que uno de mis amigos, un aguerrido ex-conscripto conocido como el Soldado Chileno, sobreviviente de mil batallas y el unico capaz de bajarse una botella de ron al seco en el regimiento segun el mismo contaba, no pudo resistir y termino sucumbiendo ante nuestro elixir y solicitando la intervencion de Guajardo, Gutierrez, y demases. Otro de mis amigos experimento conflictos existenciales y durante un breve periodo se regaño a si mismo por el estado deplorable en el cual el trago lo habia dejado. Por estas razones les recomiendo que lo preparen y consuman bajo supervision de un adulto o un psicologo.
Para un 18 de Septiembre escogimos Las Siete Tazas como el lugar de celebracion de un nuevo aniversario de Chile. Preparamos el equipaje y conseguimos que una micro pirata nos llevara hasta Curico. El pronostico del tiempo no fallo; hubo temporal de lluvia y viento. Llegando a Curico seguimos hasta Molina. Ahi compramos la carne para el asado, teniendo la esperanza de que en Radal conseguiriamos una parrilla. En el trayecto a Radal el clima empeoro y se hizo de noche. Cuando nos bajamos de la micro no se veia absolutamente nada. Tampoco conseguimos un techo donde cobijarnos ni madera para hacer fuego. Acampamos en un lugar rodeado por muro de piedras, pero la oscuridad nos impidio percatarnos que en ese lugar corria el agua de una pequeña quebrada. Despertamos en medio de la noche cuando la carpa estaba inundada y todo lo que habia dentro de ella se habia mojado. Milagrosamente la carne se salvo. Para la mañana del dia siguiente ya habia escampado y con unos palos humedos hicimos fuego para el cafe y secar los cigarros y algo de ropa, pero no conseguimos nada con que hacer una parrilla. Todos queriamos carne asada, pero resignados optamos por prepararla a la cacerola. Comenzamos con sal y aceite. Cada vez que alguien se acercaba a revisar la carne aportaba un nuevo ingrediente: coñac, mantequilla, martini, mermelada, vino tinto, un poquito de tierra, hasta unas cenizas de fuego o cigarrillo, y sal. Por sobre todo, sal. La dejamos cociendose esperanzados en que despues de tanta porqueria que le pusimos seria imposible comersela. Las burbujas lilas que ebullian entre las fibras de la carne acrecentaban nuestras esperanzas. Tenia pesimo aspecto. Sin embargo, tenia buen aroma tambien, y para nuestra sorpresa, el invento supero la prueba del sabor con creces. Quedo mas rica que la xuxa. Un poco salada nomas, pero eso se resolvio preparando un arroz sin sal.
Hubo un tiempo que me dio por beber Vermouth, trago de puta fina como diria alguno de mis amigos. Pero yo no soy puta, ni mucho menos fina, que quede claro. Me gusta el vino dulce, eso es todo. Mientras viajabamos en el tren hasta Temuco, me fui comiendo unos Chocapic que me habian regalado. Mis amigos empezaron a beber de su coñac y para acompañarlos saque mi botella de Martini. Nos pusimos recatados y en vez de beber de la botella, bebimos en los tachos. A causa de nuestro afan innovador mi vaso de vermouth se lleno del oscuro cereal, dando vida al famoso Chocapictini. Tras unos minutos, el Vermouth habia adquirido cierto sabor a chocolate lo cual era muy agradable. Lo unico malo fue que el chocapic remojado se pegaba en el paladar y era imposible tragarselo, por lo cual recomiendo filtrarlo antes de beberlo. Tampoco se debe mezclar con coñac porque queda demasiado toxico.
Una de las recetas mas saludables surgio por mera casualidad mientras acampabamos en Cucao, Chiloe. Los spaguettis se cocinaban sobre una cocina de camping cuya estabilidad era precaria, y en un momento de descuido se volteo, derramandose todo el contenido de la olla sobre una plasta seca de vaca. Nos dimos la libertad de escoger entre comer o cagarnos de hambre, y todos escogimos la primera. Total, las vacas chilotas se alimentan con los pastos frescos y tiernos de la isla. Que mas natural que eso?
Quizas la ultima receta que vio la luz en nuestro deambular por el sur de Chile fue la que se dio en Valdivia. Nos encontramos con uno de mis tios quien aparecio con unas machas las cuales pusimos a cocer sin siquiera lavarlas. Pronto se le agrego vino y sal al agua de la coccion. La creatividad nos impulso a añadirle spaguettis y por ende mantequilla. El resultado fue desastrozo, la mezcla no resulto. Los spaguettis se sobrecocieron y salian cubiertos de la arena que las machas botaban. El caldo estaba aguado. Yo ni lo probe. A mi no me gustan los moluscos ni los mariscos, salvo el que ustedes podran imaginarse. No. No es el picoroco. A pesar de lo feo que se veia, mis amigos igual se lo comieron. Aparte de ociosos, los hueones son muy valientes y tienen un estomago extraordinario.
Y bien, he querido compartir este recetario, producto de varios años de juerga y unos cuantos miles de kilometros de viajes a cuestas. No inclui "el nuevo estilo" puesto que esa receta cae en otra categoria. Vaya mi cariñoso homenaje para todos los que alguna vez, mochila en la espalda, viajaron conmigo hasta los lugares mas impensados de Chile y permitieron que tantas anecdotas imborrables fueran posibles.
No recuerdo el orden, pero si el alzheimer me lo permite, diria que nuestra primera innovacion ocurrio en San Jose de Maipo en un camping que descubrimos un dia sabado que no habia nada que hacer y lo matamos tomando cervezas y comiendo empanadas rellenas de aire. Para el dia del invento, mi mama Lala (alias mi abuela) nos habia preparado una fuente con ensalada de apio. Una vez montado el camping comenzo la bacanal. Asamos la carne, pusimos el vino a chambrear y preparamos el pisco con sprite, que es menos toxico que el pisco con Coca Cola. Pero se hizo tarde y ya estaba todo cerrado. Se acabo el vino. Se acabo la carne. Se acabo la sprite, y la fuente con apio tambien. Solo quedaban cigarros, pisco, y sed. Mucha sed. De ahi surge la creacion. En la fuente del apio todavia quedaba el jugo de limon con aceite, sal, y trocitos de apio. Buena mezcla para dar a luz un nuevo trago: Piscapio. Los trocitos de apio y el aceite flotando en el vaso con pisco le daban estilo a un trago nacido en un pueblo perdido de la precordillera, aunque parece que sus niveles de toxicidad eran bastante elevados puesto que uno de mis amigos, un aguerrido ex-conscripto conocido como el Soldado Chileno, sobreviviente de mil batallas y el unico capaz de bajarse una botella de ron al seco en el regimiento segun el mismo contaba, no pudo resistir y termino sucumbiendo ante nuestro elixir y solicitando la intervencion de Guajardo, Gutierrez, y demases. Otro de mis amigos experimento conflictos existenciales y durante un breve periodo se regaño a si mismo por el estado deplorable en el cual el trago lo habia dejado. Por estas razones les recomiendo que lo preparen y consuman bajo supervision de un adulto o un psicologo.
Para un 18 de Septiembre escogimos Las Siete Tazas como el lugar de celebracion de un nuevo aniversario de Chile. Preparamos el equipaje y conseguimos que una micro pirata nos llevara hasta Curico. El pronostico del tiempo no fallo; hubo temporal de lluvia y viento. Llegando a Curico seguimos hasta Molina. Ahi compramos la carne para el asado, teniendo la esperanza de que en Radal conseguiriamos una parrilla. En el trayecto a Radal el clima empeoro y se hizo de noche. Cuando nos bajamos de la micro no se veia absolutamente nada. Tampoco conseguimos un techo donde cobijarnos ni madera para hacer fuego. Acampamos en un lugar rodeado por muro de piedras, pero la oscuridad nos impidio percatarnos que en ese lugar corria el agua de una pequeña quebrada. Despertamos en medio de la noche cuando la carpa estaba inundada y todo lo que habia dentro de ella se habia mojado. Milagrosamente la carne se salvo. Para la mañana del dia siguiente ya habia escampado y con unos palos humedos hicimos fuego para el cafe y secar los cigarros y algo de ropa, pero no conseguimos nada con que hacer una parrilla. Todos queriamos carne asada, pero resignados optamos por prepararla a la cacerola. Comenzamos con sal y aceite. Cada vez que alguien se acercaba a revisar la carne aportaba un nuevo ingrediente: coñac, mantequilla, martini, mermelada, vino tinto, un poquito de tierra, hasta unas cenizas de fuego o cigarrillo, y sal. Por sobre todo, sal. La dejamos cociendose esperanzados en que despues de tanta porqueria que le pusimos seria imposible comersela. Las burbujas lilas que ebullian entre las fibras de la carne acrecentaban nuestras esperanzas. Tenia pesimo aspecto. Sin embargo, tenia buen aroma tambien, y para nuestra sorpresa, el invento supero la prueba del sabor con creces. Quedo mas rica que la xuxa. Un poco salada nomas, pero eso se resolvio preparando un arroz sin sal.
Hubo un tiempo que me dio por beber Vermouth, trago de puta fina como diria alguno de mis amigos. Pero yo no soy puta, ni mucho menos fina, que quede claro. Me gusta el vino dulce, eso es todo. Mientras viajabamos en el tren hasta Temuco, me fui comiendo unos Chocapic que me habian regalado. Mis amigos empezaron a beber de su coñac y para acompañarlos saque mi botella de Martini. Nos pusimos recatados y en vez de beber de la botella, bebimos en los tachos. A causa de nuestro afan innovador mi vaso de vermouth se lleno del oscuro cereal, dando vida al famoso Chocapictini. Tras unos minutos, el Vermouth habia adquirido cierto sabor a chocolate lo cual era muy agradable. Lo unico malo fue que el chocapic remojado se pegaba en el paladar y era imposible tragarselo, por lo cual recomiendo filtrarlo antes de beberlo. Tampoco se debe mezclar con coñac porque queda demasiado toxico.
Una de las recetas mas saludables surgio por mera casualidad mientras acampabamos en Cucao, Chiloe. Los spaguettis se cocinaban sobre una cocina de camping cuya estabilidad era precaria, y en un momento de descuido se volteo, derramandose todo el contenido de la olla sobre una plasta seca de vaca. Nos dimos la libertad de escoger entre comer o cagarnos de hambre, y todos escogimos la primera. Total, las vacas chilotas se alimentan con los pastos frescos y tiernos de la isla. Que mas natural que eso?
Quizas la ultima receta que vio la luz en nuestro deambular por el sur de Chile fue la que se dio en Valdivia. Nos encontramos con uno de mis tios quien aparecio con unas machas las cuales pusimos a cocer sin siquiera lavarlas. Pronto se le agrego vino y sal al agua de la coccion. La creatividad nos impulso a añadirle spaguettis y por ende mantequilla. El resultado fue desastrozo, la mezcla no resulto. Los spaguettis se sobrecocieron y salian cubiertos de la arena que las machas botaban. El caldo estaba aguado. Yo ni lo probe. A mi no me gustan los moluscos ni los mariscos, salvo el que ustedes podran imaginarse. No. No es el picoroco. A pesar de lo feo que se veia, mis amigos igual se lo comieron. Aparte de ociosos, los hueones son muy valientes y tienen un estomago extraordinario.
Y bien, he querido compartir este recetario, producto de varios años de juerga y unos cuantos miles de kilometros de viajes a cuestas. No inclui "el nuevo estilo" puesto que esa receta cae en otra categoria. Vaya mi cariñoso homenaje para todos los que alguna vez, mochila en la espalda, viajaron conmigo hasta los lugares mas impensados de Chile y permitieron que tantas anecdotas imborrables fueran posibles.
2 piensan que...:
Hola...en fin lo lei...todoo y sabes es como silos escuchara cada vez k llegaban del sur contando todas las cosas k le pasaban jijiji, cuando se perdieron en cucao, cuando se les apagaron las linternas jijiji cosas asii...cada ves me imaginaba la risa de mi papá la tuya, mi tio juan mi tio mario el pelao jajjaja mi tio ricardo jajjajajajaj
k locooo te juro k no podia parar de reir jijijij
se le extraña mucho pero a la vez me alegra saber k estas bien
la alexa te manda muchos besos
y mañana le digo ami papá k agrege detalles
Aiozzzzz
Daniela Lorca L.
La verda me he reido como no tienes idea, claro tambien me recorde de mis viajes a mochila y de las recetas creativas que tambien experimente en mis andanzas, aunque la verdad no hay nada como un buen arroz blanco con atun.
Carlos Rosero
Publicar un comentario