Adios a los Niños

Nota: algunos nombres fueron alterados para proteger la identidad de los inocentes.

Tiempo atras encontre en el Netflix esta pelicula que en su momento tuvo algo de promocion en Chile. No se porque, pero el titulo me llamo la atencion. Adios a los Niños. Queria saber de quienes eran, de quién se despedian, y hacia donde iban. Asi que apenas se presento la oportunidad me sente con un cuba libre heladito a mirar la dichosa pelicula.

No pasaron mas de cinco minutos cuando cache para donde iba la cosa; otra pelicula del holocausto. A estas alturas ese genero me da una paja enorme, pero como los personajes me simpatizaron prosegui con la historia. Un puber frances en pleno apogeo que hace amistad con otro puber bastante misterioso –nadie debia enterarse que era judío– en una escuela catolica de la Francia de principios de los 40s. El frances, al principio, andaba intrigado con el otro pendejo y se la pasaba analizandolo pero no lo entendia mucho, aunque al poco rato ambos lograron empatizar y terminaron convirtiendose en panitas, como dirian los portorros.

Más o menos así era mi relación con mis niños. En los albores de mi existencia yo no entendía mucho para que estaban donde estaban ni para que servían, pero cuando comprendí lo frágiles que eran trate de darles el mejor cuidado posible. Y así con el tiempo la amistad creció y andábamos juntos en todas partes. No nos separábamos ni un sólo momento. Pero cómo siempre ocurre con todo, el tiempo cambia las cosas y las prioridades expiran y dan paso a otras, y uno termina cuestionandose si vale la pena seguir juntos o no.

Podre parecer mala clase, pero a mi no me costo mucho decidirme, y con la misma naturalidad que el francesito de la película entregaba al judio a los nazis, yo me entregue a la Alicia. Ella, tan cordial como de costumbre, me pidio que me quitara los pantalones y me acomodará, y yo que soy muy tímido ni lo pense y me recosté en la cama con los brazos extendidos hacia atrás.

–Esta es mi primera vez, le confese
–Tratare de ser cuidadosa, respondio con una calida sonrisa.

La mujer manejaba sus manos con una delicadeza que muchos hombres rogarían que su mujer tuviese, y al cabo de un rato yo me sentía tan a gusto que me relaje como no lo hacia en mucho tiempo.

–Tengo calor. ¿Te importaria si me quito la camiseta?
–Por supuesto que no. Quiero que te sientas lo más cómodo posible.

Me quite la polera y quede completamente desnudo en la cama. Ella continuo sorprendiendome con sus destrezas y aunque de vez en cuando me lastimaba un poco, la experiencia me resultaba tan agradable que no me di ni cuenta cuando acabo.

–Ya. Termine– me dijo
–Que rapido
–Ni tanto. Talves no lo notaste porque te dormiste. Estabas roncando...
–Lo siento…

De esta manera me despedí de mis niños. La vasectomia me dejo unas cuantas molestias que con el paso de los días han ido disminuyendo, pero tal cómo ocurrió en la película, ya no vale lamentarse. Ya no hay vuelta atrás. Mis niños se han ido para siempre.

Sancionando el Femisuicidio

Como que ultimamente estoy pegado con este asunto que me da lata escribir. Desde hace algun tiempo me volvi adicto a esos blogs donde las mujeres cuentan sus frustraciones afectivas y, como es de esperar, nos dejan como el orto y se ensañan sin compasion con nuestra virilidad. Y aunque no deja de darme lata las humillaciones a las que someten al muñeco, admito abiertamente que las admiro y que me divierte la manera en que nos describen y se describen a si mismas, especialmente si se considera que en la mayoria de sus cuentos ellas son pobres victimas y grandes heroes al mismo tiempo.

Es esa ambivalencia tan caracteristica de las mujeres la que ademas termina generandome un monton de preguntas imposibles de responder.  Cuando leo los periodicos me llaman la atencion esas noticias relacionadas con la violencia de genero, y yo que no soy nada morboso las leo solo para enterarme que tan averiada termino la afectada en cuestion; si fue solo un bautizo o una simple cirugia reconstructiva. Y como son relativamente frecuentes, ya ni me sorprende que cada vez que estos casos se dan a conocer los mecanismos de solidaridad femenina se activen y apunten a todos los hombres como si el genero masculino en general fuese el victimario. Uno no deja de acordarse de la mama de esos cabrones, pero finalizada la lectura tambien me acuerdo del mas sabio profesor con el cual tome una clase, quien un dia nos revelo que con el paso del tiempo todos cambiamos; las mujeres se vuelven mas gordas, y los hombres nos volvemos peores. Probablemente él no es el unico conocedor de dicha verdad, y es por eso que me intriga saber porqué, a pesar de tanta alaraca, las mujeres acaban pegandose a semejante clase de hueones.

Ya. Ya se que Stephen Hawking lo ha dicho hasta el cansancio, pero igual no puedo dejar de darle vueltas a este asunto. Mis abuelas, por ejemplo, se casaron con unos viejos de mierda que la unica vez que les dieron un buen vivir fue despues que se murieron, y ellas todavia anhelan reencontrarselos en el mas alla. Quizas eran otros tiempos, no lo se, pero me atreveria a aseverar que la mentalidad ha variado poco con el paso de los años. En los tres trabajos que tuve en Chile era habitual lidiar con alguna mina cuyo macho era un patan ultra celoso y posesivo, de esos que armaban rosca hasta cuando alguien la saludaba —sin mencionar lo feas que eran las hueonas—. Siempre me acuerdo de una que le confidenciaba todo a un colega que las oficiaba de consultor sentimental de las empleadas. El problema con este tio era que no sabia guardar secretos y los largaba todos durante nuestras sesiones del Club de Beodos. Fue en una de estas reuniones donde el confidente nos informo que alguna vez el pololo de la mina paso una temporada encerrado despues de boxearsela. Desde luego, la simpatia que los machos presentes sentimos por la machuca' duro lo mismo que tardo en surgir la pregunta obvia. Pero el que se lleva todos mis aplausos es un experto en tortura psicologica que ha mantenido una doble vida sin siquiera despeinarse, vendiendo la imagen de hijo ejemplar, respetable esposo, y abnegado padre de familia mientras maltrata a su mujer, no se preocupa si su descendencia tiene para comer, y ha mantenido la misma patas negras durante los ultimos 20 años —mas de la mitad de mi vida. Y este no es solo un problema del tercer mundo. En el pais donde se origino el feminismo hace ya mas de un siglo, las minas todavia rinden felices hasta su identidad para adoptar la de su marido y ni les complica quedar relegadas a la condicion de sombra y fabricante de carne. Si hasta se visten de princesitas para festejar el inicio de su ansiada esclavitud.

La intencion no es que un inmoral como yo se disfrace de inquisidor para moler a camotazos a mis congeneres. Mas bien creo que es necesario que, asi como acepto lo que de se dice sobre nosotros, las mujeres tambien deberian aceptar sus culpas porque tal parece que mientras mas penca es el hueon, mas minas se lo disputan. ¿Qué las inspira? ¿Qué las induce a sacrificarlo todo, incluyendo la individualidad, los pulmones, los hijos, y tantas otras cosas para sentirse propiedad de un hueon que la tratara escencialmente como una extension, o un adorno? ¿Sera la descarnada competencia ante tanta desproporcion y ese temor infundado que habla acerca del cercano fin de los tiempos? ¿O es que creen que la posibilidad de quedar solas en un planeta infestado con 7 mil millones de habitantes es real? ¿Sera que son demasiado astutas y en sus mentes cranean la dominacion total del universo? ¿O es que lisa y llanamente son pendejas y cualesquiera sea la razon no van a asumirlo? ¿Sufriran de baja autoestima por falta de hierro y vitamina D? ¿Es genetico? ¿Mental? ¿Cultural? ¿Todas las anteriores? ¿Solo la 1) y la 4)?

Alguna vez postule en un blog que es una madre quien forma a los machistas. Como era de esperar, solo recibi insultos, quejas y ninguna idea que aportara al debate. Entonces asumi que las ofendidas estaban concientes del problema. Talves esa es la razon por la que no se organizan para sancionar el femisuicidio. Si el suicidio y el femicidio se pagan con carcel, no habria sistema penitenciario que diera abasto. Asi que quien sabe y todas esas simpaticas historias en que las mujeres detallan las impericias masculinas son solo para apuntarse triunfos morales. Mas que mal, nadie puede negar lo divertido que es leer acerca de la falta de eficacia de nuestro estimado socio, por muy macho que uno sea.

Fino

Desde hace algun tiempo que vengo notando los efectos negativos de haberme fugado intempestivamente de mi pais. El hecho de que muchos asocien a Chile con una comida picante en vez de una nacion de 16 millones de hueones me ha significado una ventaja tremenda, muy por el contrario de lo que sentia al principio. Pero si hay algo que he ido perdiendo es esa capacidad de comunicarme en el Español relativamente decente que alguna vez llegue a utilizar con mi mujercita. Y me da verguenza. Hay veces en que sencillamente no puedo explicar un concepto en mi idioma nativo ya que, al ser invenciones del primer mundo, no existe una analogia en Español que pueda explicarla con certeza y utilizando el minimo de palabras.

Es que asi funcionan las cosas en esta parte del planeta. Esta gente tiene una facilidad enorme para recurrir a un gerundio o inventarse una onomatopeya, como buzz, para describir algo relativamente complejo. ¿Como explicar en un español correcto lo que quiere decir "texting"? Mi mejor intento: enviar mensajes de texto. Asi. Cuatro palabras contra una. Porque "textear" tiene mucho que ver con ignorancia y nada que ver con mensajeria.

El asunto es que ese esfuerzo por no imitar las atrocidades que comete la mayoria de los aspirantes a gringo me provoca cierta frustracion y no encontre peor manera de combatirla que recurrir al español coloquial. Estoy tan grosero por las rechucha. Y yo antes no era asi. Todavia me acuerdo cuando a mi vieja la llamaban una vez al mes a la escuela para felicitarla porque el unico hijo varon que pario salio tan caballerito y bien educado. ¿Que habra sido de ese hueon? Lo unico que me acuerdo es que era tan hueon que hasta me da risa recordarlo.

Durante mi infancia decir groserias era un tabu. Y no era que en mi familia no las dijesen; es cosa de hablar con mi vieja nomas. Pero de alguna manera ella se las arreglo para mantener ese mal habito alejado de nuestras bocas. Y me imagino que algo de trabajo tuvo que pasar ya que, segun cuentan las malas lenguas, mis primeros intentos de comunicacion tenian un notorio contenido sexual. Fue un amigo de la familia quien me enseño a responder "este es tuyo," que cada vez alguien mencionara mi nombre. Mala ocurrencia la de él puesto que un dia de esos nos encontramos en la micro y con la emocion se le olvido y me dijo, "Jimmy!!!"...

Mas yo no recuerdo nada de eso. Ni siquiera si alguna vez dije algo alejado de la moral y las buenas costumbres. Si de hecho, despues que pase los 15, mi primo y yo nos sentabamos a reirnos de lo pateticos que llegamos a ser cuando, y aun estando sin adultos alrededor, nos pediamos permiso hasta para decir "mojon". Para esa epoca de adolescente ya estaba mas expuesto a las cosas del idioma y me volvi adicto a la palabra "hueon" y todas sus acepciones. Y podria afirmar que tuve la situacion bajo control con total facilidad... hasta que me autoexilie. Como aca mis grocerias suenan desde graciosas hasta incomprensibles, yo las digo cual sacerdote rezando el padre nuestro antes de afilarse al acólito.

Hace unos dias intentaba producir algo en mi trabajo cuando me haye a mi mismo insultando a mi computadora en voz alta luego que la aplicacion arrojara un error. Al rato solte unas cuantas carcajadas y me puse a pensar: mi oficina esta aislada al final del edificio, y para colmo nadie habla español. No podria decir si esto juega a mi favor o en mi contra, pero como siempre hay que echarle la culpa a alguien, repare en que los principales responsables son dos; el primero es el idioma con sus regionalismos. Y segunda es la tecnologia que rara vez responde como se espera. Esta no es una excusa al peo. Resulta que por motivos que no describire me vi forzado a  abrir una cuenta en la dichosa red social de moda, pero como la intencion era pasar desapercibido, se me ocurrio inventar una identidad que nadie pudiera reconocer,

  • Nombre: El hijo y la nieta [TAB]
  • Apellidos: de la Corina [ENTER]
Ingrese el sexo.

—Estai mas hueon! Te creis que no duele?

  • Sexo: Masculino [ENTER]
Ingrese la fecha de nacimiento.

—Mierda!

  • Fecha: 29 [TAB] Febrero [TAB] 1905
La fecha parece no ser correcta. Intente denuevo.

—Seguro poh, ahueonao!

  • Fecha: 31 [TAB] Diciembre [TAB] 1960 [ENTER]
El nombre parece no ser correcto. Intente denuevo.

—Pero que maricon!!

  • Nombre: ElHijoYLaNieta [TAB]
  • Apellidos: DeLaCorina [ENTER]
El nombre parece no ser correcto. Intente denuevo.

—P'ta la huea, oh!

  • Nombre: Elhijo [TAB]
  • Apellidos: Delacorina [ENTER]
El nombre parece no ser correcto. Intente denuevo.

—....

  • Nombre: Porlasrecon [TAB]
  • Apellidos: Chetumadre [ENTER]
Bienvenido a Facebook!

Libro de Citas

Nada como filosofar con el estomago lleno. Del asado quedaba ya muy poco, y yo solo esperaba a que el cafe estuviese listo. Mis amigos, quienes estan o han estado relacionados con el negocio de la salud, se enfrascaban en otro de sus debates sobre lo patetico que pueden ser sus pacientes —a juzgar por sus historias, yo estimo que el 90% merece morir miserablemente—. Pero una vez que entraron en los tecnicismos, me levante y me dirigi a la parrilla a probar fortuna con la carne. Sin embargo, no alcance a llegar ya que a medio camino me detuve a intercambiar palabras con la unica gringa que cuento entre mis amistades. La unica que, salvo por su novio, la medicina esta lejos de su cotideaneidad.

Como ingenieros que somos los dos siempre hay espacio para conversar sobre esas cosas que a la gente le da lata escuchar, aunque debo mencionar que la ingenieria es solo un tema entre tantos porque, de alguna manera, siempre hay ocasion para hablar de todo. Fue asi como, de momento, me vi intercambiando con ella ideas respecto de las dichosas redes sociales,

—Yo se que tu no eres muy sociable. Por eso no me extraña que no tengas facebook.
—Alguna vez cree una cuenta para contactar a mi mama y mi hermana, pero la cerre porque nunca la actualizaban
—Si, yo abri una cuando [nombre del pololo] se fue a [pais famoso por su antigua civilizacion]. Solo tengo veintitantos contactos y lo uso para subir fotos y publicar citas.

Publicar citas. No hizo mas que mencionar esas ultimas palabras y la mente se me fue a otra galaxia. Es que muchas veces me he preguntado de donde surge este extraño habito humano de darle relevancia y hacer temporalmente nuestras las frases que otros pronunciaron, por lo general, en las mas adversas situaciones. Y digo temporales porque la importancia que les damos dura lo mismo que la sensacion de placer que nos provoca retransmitirlas. Solo un par de minutos. Despues desapareceran de nuestra memoria hasta que nos reencontremos con ellas.

Me da la impresion que publicar citas es uno de los deportes favoritos de los gringos. Las librerias en este pais tienen secciones dedicadas exclusivamente a libros sobre la materia, y no importa a donde uno vaya, siempre se encontrara un anuncio con alguna leyenda existencialista. Pero yo no se que tan dado sali para este asunto. Recuerdo que mientras cursaba la educacion basica, el 20 de agosto se transformo en un dia terriblemente latero. Los profesores, siempre con la foto del general a la espalda, nos hacian repetir la frase insigne hasta el cansancio,

"O vivir con honor, o morir con gloria"
Bernardo O'higgins

Despues de semejante arenga, yo creia que O'higgins debio haber sido un tipo la raja. Un hueon que andaba repartiendo sablazos como malo de la cabeza montado sobre su caballo, y a sus soldaditos se les hinchaban las gonadas de puro oirlo resongar, pero mas tarde me pregunte si en realidad vivir o morir le daba lo mismo. O sea, yo me acuerdo que mi cobardia desaparecia instantaneamente cuando andaba con mis amigos, y eso que no eramos mas de seis o siete pelagatos. De haber estado rodeado de un ejercito habria sido tan valiente que hasta les recitaba poesia en medio del campo de batalla.

Posteriormente cayo en mis manos una libreta que contenia una extraña frase en su contratapa. Yo ya era un adolescente y por esa epoca empezaba a creerme intelectual,

"Llora por todo, menos por tu libertad"
J. D.

Al principio supuse que la leyenda aquella deberia convertirse en una maxima de vida, algo que andar repitiendole como hueon a los demas cuando considerara que sus pobres mentecitas eran inferiores. Sin embargo, un dia me detuve a pensar que queria decir aquella cita. Primero, ¿quien rechucha era J. D.? el instinto me hacia asociarla a alguna cancion de Joy Division puesto que la frase me traia a la memoria esa cara de suicidio tan peculiar de Ian Curtis, aunque nunca pude corroborarlo. Y segundo, si a finales de los 80's esa era la consigna de lucha contra Augusto, ¿porque no llorar por mi libertad? Mas tarde le haye razon a la cita cuando comprendi que me habian engañado y yo ingenuamente les habia comprado todas sus pomadas.

Pasado el tiempo consegui mi primer trabajo. Mi apatia hacia la especie humana habia crecido descontroladamente, y tuve constantes choques con mi jefe a causa de las quejas de los funcionarios por mi caracter indiferente. Yo argumentaba que mis obligaciones se reducian a simplemente resolverles sus problemas, pero mi jefe insistia en la calidad del servicio: ser cortes, sonreir, y escucharles. Un dia, y solo por no perder la pega, decidi hacerle caso. Ahi note que los funcionarios no les bastaba con que sus computadoras funcionaran. Tambien querian que yo estuviese al tanto de sus vidas, sus padres, sus hijos, sus matrimonios, sus vecinos, y sus mascotas. Ya con el tiempo me habitue los megamachos y sus aventuras sexuales —puras fantasias pajeras nomas— y a las viejas necesitadas de afecto y su incomodo-relajante habito de frotar sus tetas contra mi espalda. Pero habia un grupito que me intoxicaba: las pobres, maltratadas, e incomprendidas mujeres. Ahi la cosa se me ponia cuesta arriba, y tuve que batallar arduamente con mi paciencia para no darle motivos a mi jefe para que gozara nuevamente callampeandome,

El hombre da amor a cambio de sexo;
la mujer da sexo a cambio de amor
Funcionaria de aquella empresa

Apenas terminaban de hacer declaraciones como esa, uno sentia un intenso deseo de abofetearlas hasta los dedos cambiaran las uñas, pero luego de analizar los rumores que sus mismas amigas regaban, lo mejor que se podia hacer era recomendarles usar bastante vaselina y dilatar bien antes de cada sesion. Tambien debo admitir que lidiar con esa clase de minas me fue util despues de huir de mi pais. Como en los sitios donde he vivido esta plagado de gente que se gasta gran parte del dia rindiendole pleitecia a determinado personaje, hay mucha citas que exaltan su personalidad y las bondades de sus negocios, asi como gente sin vida dedicada a retransmitirlas indiscriminadamente. Ademas, como mencione anteriormente, vaya donde vaya, ya sea una casa, una tienda, la calle, y hasta en los baños publicos, uno siempre se encontrara con alguien dispuesto colgar un mensajito para el deleite de los mas desprevenidos,

—Eso es bien comun en este pais.
—Si. Es mi cultura. Lo siento.
—Descuida. Yo entiendo.

Yo no reniego de haberlo hecho alguna vez, pero cada vez que pienso en esto de publicar citas se me baja la autoestima. La verdad es que me disgusta andar replicando los pensamientos de los demas. Y no es por no tener el talento de Don Isidoro Loi, sino porque me fastidia que el cerebro no me dé para inventar frases tan llamativas que los demas no puedan evitar repetirlas y me den credito por ser el hueon al cual se le ocurrio. Para mi es una tragedia no ser quien se invento el que hasta ahora considero el mejor deseo que alguien le haya expresado a la humanidad, ni tampoco ser el primero en decir la mejor cita que alguna vez alguien haya dicho. La unica capaz de expresar amor y odio, pasion e ira, todo al mismo tiempo, y en una sola palabra. Para variar, siempre llego tarde a todo.

Gutierrez y Guajardo

Advertencia: 1) Si usted tiene el estomago sensible, no lea esta entrada. 2) Un 5% de este relato es fruto de mi imaginacion. El resto me lo invente.

Ayer el dia amanecio bonito. Ni rastros de los oscuros y lluviosos dias que me han tenido cuestionandome si acaso el presente verano es realmente un verano como tal. Me levante animado y conmine a mi santa mujer —como algunas quieren creer— a que se preparara para pasar el dia en Palouse Falls. Pero al cabo de una media hora Lorna me informo que se sentia mal del estomago y tenia nauseas, lo cual me hizo cancelar todos los planes.

Baje al rato a desayunar y mientras oia el concierto que mi mujer tenia en el baño se me vino a la cabeza aquellos apestosos dias de mi juventud. Como alguna vez le comunique a mis prestigiosas lectoras, de las muchas cosas puedo detestar de las mujeres la que ocupa el primer lugar es estar cerca de ellas cuando vomitan. Es que hay una diferencia abismal entre un vomito masculino y uno femenino. El vomito masculino generalmente es directo al grano. Gutierrez, Guajardo, y ya. El vomito femenino es siempre mas emocional y dramatico: los padres que no las entienden, el mino que no las quiere, las amigas que las traicionan. Todo salpicado con alcohol, lagrimas, mocos, y el monton de porquerias que sus siempre tan finos, recatados, y sofisticados estomagos no digieren bien. Fue este uno de los motivo por los cuales durante mis juveniles dias de juerga desenfrenada mis amigos y yo preferiamos evitar a las minas. Es que era fijo que no mas de aparecer una, el carrete se iba a la mierda y el grupo acababa dividiendose en los que la protegian —muchos juran que aprovecharse de una mina borracha es facil— y los que nos cagabamos de la risa de ella. Como no acordarse de una noche en la que hicimos debutar en las ligas etilicas a una amiga del Rolo quien, despues de una breve ingesta de pipeño de a $500 la garrafa, le hizo la mas extraña de las solicitudes que alguna vez he conocido,

Amiga del Rolo: Rolando, quiero vomitar. ¿traeme una pared?
Amigos del Rolo: ¡Rola!!! ¡Traele una pared a tu mina! ¡juaaa!...

Pero bueno, los tiempos han cambiado y yo no voy a burlarme de mi mujer dado que ella me culpa a mi por estar como esta y yo acepte la responsabilidad que me corresponde por su situacion. Es por eso que he querido instruirla sobre este arte de devolver lo que tenemos en nuestro estomago y lo que no tenemos tambien. Como mi chica no es aficionada al trago, es muy poca la experiencia que posee invocando a tan ilustres personajes. Yo, en cambio, no vomite mucho, pero las pocas veces que lo hice fueron de antologia.

Cuando rondaba los 18, mis amigos me invitaron a una tocata de unos hueones que se creian Depeche Mode. El problema no fue ese. Mas bien fue que el boliche donde tocaron quedaba por La Florida cerca de Las Vizcachas. Alla donde se termina Santiago. Pero como nunca falta, aquel paramo contaba con una una botilleria de lujo. Si hasta aspecto de supermercado tenia, y como andabamos recien pagados tomamos un carrito y lo llenamos de copete. De aquella noche lo que mas recuerdo fue que acabe tomando con esos pendejos que viven en lo que les llaman "caletas". El mayor de ellos no pasaba de los 13 años, pero chupaban a la par con nosotros. Empezamos temprano aquel dia, y acabada la tocata a eso de las 2am comenzo la odisea por conseguir locomocion. Cuando al fin abordamos una micro mis amigos siguieron la fiesta arriba de ella, pero yo me aleje de ellos porque no podia mas. Me sente en los asientos de enfrente y trate de contener mi estomago lo que mas pude. Sin embargo, estos choferes del antiguo sistema de transportacion publica —no conozco el nuevo— juraban que transportaban animales. El micrero no tuvo piedad con el freno ni con el acelerador, y en cosa de minutos mi estomago se vio obligado a expulsar ese cocktail incendiario que llevaba adentro. Tome lo ocurrido con resignacion, y mientras una sensacion de sueño se apoderaba de mi me detuve a contemplar con una leve sonrisa como los litros de alcohol vertidos se distribuian uniformemente por el piso del bus,

—¡Ahhh! ¡Levanten las patas, hueon!! ¡El Jimmy vomito!!
—¡Cabro culiao! ¡Me güitchreaste to'a la maquina!!
—Dejenme dormir, chuchas'esumadres...

Posteriormente hubo una reunion familiar en casa de mi tia. El tio cuico de mi familia se dejo caer por esos lares y me invito a beber unos Cubalibres, y con lo que me gusta el ron no iba a rechazar semejante oferta. Nos tomamos 3 cada uno y yo quede intacto, pero no esperaba que aquella noche mis amigos aparecerian por ahi. Acababan de salir de una tocata de un grupo punk, y como no se puede ser punk y cuico al mismo tiempo, no me extraño en lo absoluto cuando el Claudio saco la caja con Jote que ocultaba bajo su chaqueta,

—¡Toma un poco, chico culiao!
—Esa huea me caga el estomago

Yo habia aprendido de una manera no poco traumatica que mezclar cualquier licor con vino es fatal, pero ¿como iba a rechazar a mis amigos del alma? ¿como iba a menospreciarles su humilde bebida? Para no quedar mal con ellos acepte beber solo un par de sorbos. Unos pocos nada mas. Lo que no prevei fue que bastaba con solo olfatear aquel brebaje para quedar hecho una mierda. Estaba tan toxico el copete que amaneci pa' la corneta al dia siguiente, con un hachazo de los mil cojones y una sed que me forzo a beber todo lo que halle a mi alrededor. Y para aumentar mis desgracias, los muy canallas llegaron a medio dia a buscarme. El prestigioso Club Atletico Los Reos, equipo al cual pertenecian y que nunca gano nada de lo que disputo, habia acordado jugar una pichanga con unos choros de una villa aledaña, de esos que suelen jugar con cuchillo en mano y ritmo saund de fondo, y estaban necesitados de jugadores de nivel para enfrentarlos. En esas condiciones, y solo por honrar la amistad, me levante y fui a jugar con ellos, pero como era la costumbre del dichoso club, el resultado nuevamente fue adverso. Yo no lamento la cantidad de goles que me perdi ni las puteadas que me lleve por mi falta de eficacia frente al arco rival. Lo que si lamento fue haber sido el responsable de las constantes detenciones del juego. No deje un pedazo da la cancha sin vomitar, y antes de la media hora tenia a ambos equipos exigiendome que abandonara la brega dejandome sin mas opciones que las plantitas de un parque adyacente y mi dignidad pisoteada por los espectadores que no paraban de reirse de mi.

Pasados los años, cada uno adquirio responsabilidades de adultos. Unos fueron padres, otros se fueron a vivir con sus parejas. Como las oportunidades de reunirnos eran escasas, dejar pasar una era imperdonable. Asi fue como un dia el Carlos Muñoz, quien ahora es mi cuñado y padre de mi sobrino, me llamo para juntarnos a rememorar los viejos tiempos. Nos encontramos en un boliche del Barrio Suecia donde la oferta del dia era todos los tragos a luca, y como eramos cinco —incluidos el Carlos Gana, el Jaime Chico, y el Rolo— acordamos que cada uno invitaria una ronda. Yo recuerdo que me mantuve digno hasta la tercera. Hasta nos tiramos una foto posando como equipo de baby-futbol para conmemorar la ocasion. Pero despues de eso los recuerdos se tornan borrosos. Solo imagenes fotograficas de altercados, discusiones, y manotazos que incluian a la mina del bar, el dueño del boliche, sus matones, este humilde servidor y sus compinches. Ya para la ultima ronda yo ni me acordaba donde quedaba el baño, y el Rolo gentilmente se ofrecio a servirme de lazarillo. Como mide medio metro mas que yo, me agarro de un hombro y me hizo caminar, y mientras avanzabamos yo le preguntaba de que mierda se reia tanto. Al dia siguiente desperte en casa tratando de encajar las escasas memorias que me quedaron de la noche anterior, y aunque no estoy muy seguro, todavia sigo creyendo que este hueon me llevo al baño de las mujeres porque recuerdo perfectamente que vomite encima a una mina que venia saliendo del inodoro, y despues de devolver todo lo que pude adverti que la tapa del baño seguia abajo, cosa que no ocurre en un baño de hombres.

Ahora miro a mi mujer y siento compasion y hasta pena por ella. Si supiera todo lo que le espera. Pero ya tendra tiempo para aprender a degustar ese liquido amarillo que se vomita cuando ya no queda nada mas por vomitar, ese que quema la garganta y deja la lengua y los dientes asperos por una semana. Que si el vomito viene acompañado con diarrea es mortal —churra a dos bandas, le llamamos por aca—. Y lo que podria ser peor aun. Si todo sale bien, es muy probable que en el futuro la causa de sus vomitos le cuente historias mas asquerosas que las que yo acabo de contar. Ojala y se lo toma con humor.

Tacos

Yo no aprendi mucho de modales cuando pendejo. En una familia donde la situacion apenas daba para sobrevivir, habian ciertos habitos innecesarios dada nuestra cruda realidad. No puedo negar que mis viejos no me enseñaran a ser educado y respetuoso, pero la etiqueta distaba de ser una prioridad. ¿Que importancia tenia saber con que cuchara se come el postre cuando con suerte teniamos para comer?

De los buenos habitos que mi vieja intento inculcarme hubo uno que no consiguio. Es que a pesar de la escases de comida, yo he sido siempre un hueon mañoso. Talves por eso se me hace tan facil adueñarme de la cocina y preparar mis propios banquetes. Sin embargo, siempre que me ofrecian algo que no me gustaba se me venia a la mente el recuerdo de mi madre con el aletazo preparado para dejarlo caer sobre mi diminuto cuerpo, y por el solo hecho de cuidar la imagen disimulaba mi desagrado poniendo cara de "esto esta mas bueno que un orgasmo". Pero es terrible tener que tragarse algo que nos desagrada por el solo hecho de no ofender a quien lo preparo.

—Estamos planeando hacer tacos este miercoles. Vamos a estar todos los empleados. ¿Quieres participar?
—... ehhh... ¿como son los tacos?
— .......................... ¿estas bromeando, cierto?



La prueba culinaria mas dificil que he debido enfrentar fue cuando me mude para el Caribe. No pretendo ofender la cocina tipica de la zona puesto que no soy quien para decir si es buena o es mala. Tan solo digo que yo no naci ni me crie alla, y muchos de los productos que emplean en la cocina simplemente se me atascan en la garganta y no los puedo tragar. Yo he debatido este asunto con foraneos y varios parecemos concordar en que el problema es la textura. No hay caso que pueda tragarme las viandas, las frituras de harina de maiz, y especialmente el platano. Ni cocido, ni frito, ni majado. Y renegar del platano en el Caribe es como escupirles en la cara toda vez que es practicamente la base alimenticia de los Caribeños junto con el arroz y las habichuelas. "Tu te lo pierdes," alega mi mujer. "Con todo gusto," replico yo. Mis amigos hacen fiesta cuando llegan los pasteles de platano y yo me divierto deseandoles que les de diarrea si les place.

Fue durante un dia de fines de los 90s que aprendi a aceptar mi condicion de mañoso. Uno de mis conocidos tenia una computadora personal en su casa, un lujo que un hijito de su mama podria costear en aquellos tiempos. Como era de esperarse, el muñeco no era muy habil con el aparato y despues de una breve sesion teorica acordamos una fecha en la que lo visitaria para intrusear su juguete nuevo. Por algun extraño motivo yo presenti la tragedia que estaba por venir, asi que para evitar lo inevitable decidi llegar dos horas despues de lo acordado. Pero hay leyes que no fallan, y apenas entre a su casa oi a su madre exclamando exultante aquello que no deseaba oir.

—¡Llegaste justo cuando vamos a empezar a comer!

Ninguna de mis excusas funciono, y dado que mi insistencia podria empeorar las cosas, no me quedo mas remedio que sentarme en el lugar que me designaron. La mesa estaba preparada y en pocos minutos llego el plato de entrada: caldo de pollo con un huevo revuelto. Del caldo no tengo mucho que decir. Estaba muy apetitoso. Pero siempre me he preguntado porque mierda en Chile tienen que dañar una sopa metiendole un huevo revuelto. Consegui acabar aquel primer plato dignamente, aunque tuve que porfiar un rato para dejar en claro que una repeticion no era necesaria. Sin embargo, todos mis argumentos fueron en vano. El plato de fondo llego caliente y humeante a la mesa, y despues de saber de que se trataba no pude dejar de preguntarme porque algo asi tenia que ocurrirme a mi solamente: bistec de pana con ensalada de lechuga, habas, y palta. Sonrei nervioso y solo atine a pedir que me rellenaran el vaso con Coca Cola. A partir de ahi comenzo el largo y tortuoso proceso de devorar esa delicatessen. Los padres de mi conocido comentaban con tanto entuciasmo lo bien que sabia la comida mientras yo daba dura batallaba por mantener la compostura. Hasta que ocurrio lo inevitable, y de no ser porque alcance a cerrar la boca justo a tiempo mi estomago se vio obligado a recibir lo que con tanto esmero quizo devolver.

—Usted tendra que perdonar mi mala educacion. Su comida esta rica, pero yo no como caldo con huevo revuelto, pana, habas, ni palta, y no me gustaria pasar un bochorno peor del que ya estoy pasando en su mesa —Me explaye a lo Zalo Reyes de tanto aguantarme las nauceas.


Por desgracia, en estos lados mi cara se presta para malos entendidos. Despues del anuncio de los tacos, la secretaria se quedo mirandome incolume por largos segundos, y yo no sabia que decirle. Por eso de las diferencias culturales he debido aprender que aqui es mas importante ser politicamente correcto que honesto, y demasiadas veces mi sinceridad me hace parecer rudo y la gente se ofende con suma facilidad.

—Yo no como comida mexicana. No me gusta la comida picante.
— .......................... ¿estas bromeando, cierto?

La mujer seguia mirandome sorprendida, y yo me no paraba de recordar aquel episodio en casa de aquel conocido. De alguna manera supe que cualquier comida de camaraderia con mis compañeros sera fatal, no solo por la comida mexicana, sino que tambien por la gringa. Yo no como hot dogs ni hamburguesas, y detesto todos esos adornos que aca le ponen a la comida para que tenga algo de color y algo de sabor. Asi que ya vere que cara ponen cuando les diga que no me gusta el ketchup, la mayonesa, y la mostaza, los dressings, los nachos, y los doritos, las salsas picantes y las salsas para la carne. Todos los simbolos maximos de la comida Americana. Capaz y no me invitan mas a comer y mantendran eternamente aislado en mi ya aislada oficina. Al menos, ser mañoso no es causal de despido. Eso creo.

Ya No Me Reconozco


Santiago, Chile. 1:15am.
Mi compadre Arnold consulto su reloj y propuso que era hora de largarse. Pasadas algo mas de dos horas, unos cuantos litros de cerveza, y una cajetilla y media de cigarros ya no quedaba a quien pelar. La mesera se apresuro en cobrarnos y en el intertanto se oyo la conversacion de unas minas en una mesa contigua,

—¡Nooo! ¡Es que yo no puedo ser escandalosa! —comento una sonriendo con culpa— ¡Me da plancha!
—¡Ah, no! ¡A mi me gusta con escandalo! —interrumpio otra—, ¡Yo me monto encima y de ahi no paro! ¡Ohhh! ¡Siii! ¡Hmmm! ¡Ahhh, que rico! —continuo con una imitacion poco convincente que igual provoco carcajadas en las demas.

Arnoldito arqueo las cejas y yo supe de inmediato lo que estaba pensando, —¡ya estan las choro-loco!—. Salimos del boliche y subimos a la micro frente a la Biblioteca Nacional. Arriba habia con otro grupo de escandalosos el cual crei, erroneamente, que se estaban divirtiendo. Avance por el pasillo y me detuve al lado de una flaca que supuse era parte del grupo porque, segun mi imaginacion, ella reia y agitaba sus manos. A esas alturas mi cuerpo se sostenia a duras penas debido a la ingesta de alcohol y la imperiosa necesidad de dormir, pero cuando la TV comenzaba a apagarseme fui desperado violentamente por el repentino impacto de un puño en mi mejilla. —¿Que huea paso, hueon?— le pregunte al Arnoldito intentando recomponerme, pero su actitud no hizo mas que aumentar mi desconcierto. Mi compipa miraba atonito a la flaca, y no alcance a girar completamente mi cabeza para saber que habia ocurrido cuando me llego el segundo «ganador», justo en el mismo lugar que el anterior. A partir de ahi todo fue imagenes entrecortadas: el Arnold estirando los brazos hacia el cuello de la flaca, la flaca abajo de la micro agarrandose a puñetazos sola contra dos o tres hueones, la micro proseguiendo lentamente su trayecto.

—¡Chucha compariiito! ... ¡Te pusieron dos combos en pleno hocico, chuchetumadre!
—¡Callate cabro reculiao!


La gente tiende a hacer recuentos de sus intrascendentes vidas, y para eso escogen las mas variadas y significativas fechas. Yo, que no quiero ser menos, tambien evaluo el devenir de mi carrera artistica. Pero mi recuento ocurre en Marzo debido a que fue durante este mes, hace siete años, que someti mi entonces apestosa vida a una revolucion total. En menos de 10 dias habia dejado mi trabajo, mi familia, mi casa, mi pais, y mi infructuosa relacion con Manuela. Lo curioso es que, en esta ocasion, en vez de evaluaciones lo que he hecho son comparaciones. Y aqui empieza el lio. Por algun desconocido motivo he querido saber cuanto hay en mi de aquel personaje que fui hasta la noche del 4 de Marzo del 2004, mi ultimo dia en Chile. Y no es que lo extrañe o que este pasando por una crisis de identidad. Al contrario. Yo creo que todo ser humano tiene el deber de progresar sin olvidarse quien es ni mucho menos de donde viene, y hasta ahi he cumplido dignamente mi cometido. Pero hay dias que me pregunto si los amigos que deje me reconoceran el dia que volvamos a vernos.


Oakland, California. 11:40pm.
El bus acababa de detenerse frente a la estacion del tren, y los pasajeros recojiamos el equipaje y decendiamos. Llegado mi turno me detuve a contemplar el paisaje y su fauna. Se veia tan gris, sucio, y oscuro que, sumado al monton negros drogos que mendigaban en aquel lugar, me hacia sentir como en el medio del rodaje de una blaxploitation. Lastima que ni Coffy ni Foxy Brown actuaban en esa pelicula. Era nuestra primera vez en esa ciudad, y comprar los boletos nos dio algo de trabajo puesto que los negros se peleaban por ayudar a cambio de recibir una propina. Superado ese tramite nos dirigimos al anden el cual era todavia mas lugubre, y para seguridad nos acercamos a un grupo de pasajeros que venian en nuestro bus. Lorna se sento en medio de un gringo y una muchacha que tenia facciones entre orientales y polinesicas. Si era bonita o no podria ser discutible, pero su cara llamaba mucho la atencion. Habian mas negros alrededor, y Lorna y yo mirabamos un mapa intentando ubicarnos en esa ciudad. Fue ahi cuando se nos acerco otro negro, aunque a nadie parecio importarle su presencia. El gringo estaba perdido en sus pensamientos, y la polinesica charlaba distendidamente con otra muchacha. Con mi mujer seguiamos debatiendo sobre las rutas del tren, hasta que el negro se dirigio a la polinesica,

—¿Yo' baby, quieres hablar conmigo?

La mina lo ignoro y continuo charlando con su amiga. Lorna y el gringo que estaba a su lado pegaron sus ojos en el, y yo no resisti la tentacion de mirarlo. El hueon espantaba mas que Adebisi, pero estos morenos juran su sola presencia basta para que las mujeres se humedescan hasta formar charcos debajo de sus piernas,

—¿No quieres hablarle a un «niga»? —insistio

La muchacha se puso nerviosa y corto la conversacion con su amiga. Yo, en mi afan justiciero, quise pedirle que dejara de joder toda vez que si se ponia a huevear a mi mujer me veria en la obligacion de interceder, pero mis esfuerzos se vieron automaticamente truncados cuando Lorna me tomo del brazo y me apego hacia ella. El negro saco lo que quedaba de un pito de marihuana y lo encendio, y mientra fumaba y escupia volvio a la carga,

—¿No quieres hablarme? ¿No le vas a hablar a este niga?

La mina agacho la cabeza y solto algunas lagrimas. El negro, por su parte, volvio a encender el pitillo y se alejo. Instantaneamente los que ahi estabamos volvimos a respirar con normalidad. El gringo miro a Lorna y renego con la cabeza apretando los labios, mas yo me sentia impotente. Era uno contra varios, y no hicimos nada. Sin embargo, al rato me puse a contar en cuantas peleas habia participado, y mientras posaba mi mirada en el trigueño rostro de la polinesica me pregunte desde hacia cuanto que me creia Super Sam.


Todo este tiempo fuera de mi pais ha producido cambios que aun siguen sorprendiendome. Yo se que siempre me sentire como un extranjero en cualquier lugar que no sea Chile, pero gran parte de mi coneccion se ha perdido, y el hogar esta muy distante. Es que se parece tan poco al sitio que deje, lo cual debe ser nomal, pero me cuesta reconocerlo. Sobre todo a su gente. Si el paso del tiempo me he puesto todavia mas mañoso, prefiero no pensar en cuanto me tomara readaptarme el dia que regrese.


San Francisco, California. 12:30pm.
Despues de caminar un par de cuadras Lorna y yo encontramos el edificio del Consulado Chileno. En la recepcion aguardaba un grupo de compatriotas de esos que se les yerguen los gluteos cuando viven fuera del pais. Sonrei y les hice un gesto con mi cabeza en señal de saludo, pero estos me miraron de pie a cabeza y no respondieron a mi cortesia. —No te extrañes si estos hueones limpien bandejas en el McDonnald's—, le comente posteriormente a mi mujer. Me acerque a una ventanilla y la funcionaria me identifico inmediatamente,

—¿Tu eris el que viene a renovar el pasaporte, cierto?

Entre a su oficina y le deje mi roñoso pasaporte en su escritorio. La mujer lo reviso y no terminaba de acomodarme frente a un escaner cuando me interrumpio,

—¿Asi que somos parientes, ah? ¡Mira tu!
—Ehhh... [entiendase: no se de que mierda habla]
—¡Lorca! Eris Lorca. Yo tambien soy Lorca. ¿No habemos muchos Lorca, no?
—Hmmm... ¿Quien sabe?...

En ese preciso instante se me vino a la mente la figura de mi abuelo, un viejo con aspecto y actitud de toqui que no tenia por donde asemejarse a ella. Pero a la mujer parecio alegrarsele el dia por tener cerca a alguien con su mismo apellido, y hasta olvido lo petulante que habia sido en nuestras conversaciones previas. Su entuciasmo la hizo entrar en confianza al punto de sacar al desfile a toda esa rama de parientes suyos. —Mi familia es de Osorno— prosiguio, y a mi ya no me importaban ni sus parientes ni los mios. Mas bien seguia encimismado con algo que rondaba en mi cabeza desde la primera vez que hablamos,

—Ya poh. Ahora te voy a dar esta boleta de depisito pa' que vai' al banco a pagar. Me la tenis que tchraer devuelta con el recibo del deposito.
—¿Y como hago para que envien el pasaporte a mi direccion?
—¡Ahh! ¡Na'a poh! Anda al correo y tchraeme un sobre como este, con estapillas y to'o. Pidete un prayoriti meil. Hay una oficina del correo en el subterraneo del Meisis que esta como a tchres cuadras por esta calle...

Aunque sonaba artificial, su diccion me parecia terriblemente peculiar. Tiempo atras yo hablaba con el mismo acento de esa señora, pero ahora lo sentia extraño. —¡Que mierda!— pense. Ahora comprendo porque mis parientes joden con que hablo distinto. Claro. Ya hablo mas pausado y pronuncio la mayor cantidad de letras posibles porque de no ser asi nadie en mi entorno me entenderia. Ademas evito lo mas que puedo mezclar los idiomas, pero igual termine olvidandome de la gramatica española lo cual no deja de avergonzarme.


Pero por mucho que el tiempo haya transcurrido, estaba seguro que todavia conservaba algo importante de mi vida pasada. Llevo años sin fumar y no carreteo con la intensidad de antaño, pero la comida y los copetes chilenos, junto con los asados y los viajes, siguen siendo mis principales vicios. Y si bien sigo oyendo la misma musica que oia de adolescente, mis gustos musicales se han diversificado. Por otra parte, mis convicciones politicas y religiosas son mas firmes que nunca.


Walla Walla, Washington. 4:00pm
Caminaba sonrientemente por los estacionamientos del aeropuerto. Al frente de mi estaban esos interminables campos de trigo que a mediados de verano todavia lucen radiantemente verdes. O talves no se veia tan fabuloso como parecia, pero caminar acompañado de mi mujer y mi madre hacian que el momento fuese idilico. Hacia mas de cuatro años que no veia a mi mama, y de tan solo pensar en la aventura que podria haber sido para ella volar y salir de Chile por primera vez no dejaba de sentirme emocionado,

—¿Y que sentiste cuando subiste al avion? ¡Apuesto a que te cagaste de miedo! ¿Y cuando llegaste al aeropuerto de Miami? ¡Tan grande ese aeropuerto culiao! ¿Y a este aeropuerto tan chiquitito y en medio de la nada? ¿Como te sentiste?
—Nada, poh. Si yo queria ver a mi hijo nomas.


Tuvo que ser mi madre, esa mujer que tanto amo, la que depejaba mi duda. Gracias a ella descubri esa cualidad que se ha mantenido inalterable a traves del tiempo, y de la que al parecer jamas podre escapar. Al fin sabia cual era mi estigma.